El guarro cocinero

El guarro cocinero

lunes, 9 de mayo de 2016

Consejos para elegir un buen preparador

Ya os comenté que el blog iba a cambiar un poco de tercio y no iba a limitarme a recopilar mis recetillas de cocina, sino que también iba a relatar mis experiencias como opositora en aras de que esta experiencia pueda servir tanto a los que empiezan esta dura carrera de fondo como a aquellos que, como yo, llevan varios años en liza y se resisten a tirar la toalla.

El primer punto es el que opino que es el más importante: EL PREPARADOR.

Ya sea en una academia o un preparador privado, es fundamental conseguir una buena guía para iniciarnos en este arduo camino que es el universo opositor (criticado por los que no lo conocen, sufrido por los que estamos dentro). Yo he probado los dos extremos: academia y privado, y me quedo con el segundo. No porque la academia fuera mala (de hecho, es una de las mejores para preparar oposiciones), sino por el preparador.

Hay varias cosas que se deben tener en cuenta a la hora de elegir un buen preparador. A continuación, os las comento:

  1. Que tenga experiencia demostrada como funcionario en la materia de que se trate. Uno puede ser buen profesor, pero no estar familiarizado con la materia de que se trate. Es preferible que el preparador, en cuestión, pertenezca al mismo grupo o superior de la oposición que se prepara; así, tenemos la prueba más fehaciente de que ha afrontado la oposición que nos ocupa, sabrá lo que se pide y nos aconsejará sobre cómo enfrentarnos al proceso en base a su experiencia como estudiante.
  2. Que haya preparado estas opos. En mi caso, busqué en la web de administradores civiles del Estado y ahí di con su nombre (mi oposición, en concreto, es la de GACE). Paralelamente, lo llamé para informarme en persona de su método de preparación y me confirmó que lleva preparándolas más de 10 años con altos índices de aprobados.
  3. Referencias. Las busqué en foros y también pregunté a amigos y conocidos que pudieran conocerlo. Esto y conocerlo en persona, acabó de convencerme. Normalmente, si hay varios que han sacado la plaza con él, te hablarán bien. Aunque cada persona es un mundo y, obviamente, puede haber opiniones para todos los gustos, desde positivas a negativas. En este caso, valoremos la cantidad; es decir, si hay mas positivos, lo cogemos; si hay más cantidad de valoraciones negativas, lo descartamos. Pero, vuelvo a señalar, depende mucho de cada persona, no sólo del preparador en cuestión.
  4. Tiene que estar seguro de lo que hace, dar una guía de enseñanza. No vale con que se remita al temario oficial, y menos en unas oposiciones puramente legales como son las mías. Si te remite a una ley, debe decir qué ley y no limitarse a lo básico (nombre, fecha); hay que ir más allá: disposiciones, reformas, etc. Igualmente, debe remitirse a la legislación básica (la CE 1978) y a las leyes de desarrollo de la materia que nos ocupa. Asimiso, debe contar con material propio (exámenes, esquemas, dossier de legislación, etc.). No vale con decir: "Y esto, lo veis por el temario oficial". Eso es quitarse el mochuelo de encima. O se trabaja, o a tomar viento.
  5. Empatía. Es importante congeniar con tu preparador porque, al fin y al cabo, él será tu guía en el proceso.  Lo que nos hará ver si cumple este punto es el dar clases con él/ella; el desarrollo de las mismas nos llevará a la conclusión de si merece la pena seguir o no.Si algo no te cuadra o crees que no hace lo suficiente, déjalo. No serás ni el primero ni el último, y ninguno perderéis el tiempo.
  6. Profesionalidad y amor por su trabajo. Si planteas una duda y no la sabe, lo admitirá, no se irá por los cerros de Úbeda y te dirá cualquier cosa. "¿Qué es esto?" "Esto es un pollo" "Pero si se ve claramente que es una gaviota" "No, es un pollo". ¿Peeeeerdooooona? Yo no te pago para que te saques una respuesta cualquiera de la manga para callarme ni estoy aquí para ver cómo miras las musarañas. Si no sabes la duda que te planteo, admítelo y dime: "No lo sé. Voy a buscarla y en cuanto lo sepa, te contesto". Ahí, demuestra poca profesionalidad. No se nace sabiendo, y es mucho más honrado reconocer que no se sabe algo a decir cualquier cosa que se sabe que no es cierta. Y si le gusta su trabajo, no se limitará a darte los temas, exámenes, etc: los corregirá, te dirá el por qué... No se limitará a ver cómo pasa la clase.
Ahora mismo, puedo decir que cuento con un preparador que me gusta y que reúne todos los requisitos que busco. Me ha hecho ver lo errado de mi preparación anterior y me ha dado un método que desarrollar. Un método duro, todo sea dicho; un método que va a ocupar la casi totalidad de mi tiempo. Pero nadie dijo que esta carrera de fondo fuera fácil, sino que el resultado de la misma merecería la pena.

Estoy contenta del paso que dí al irme de la academia en la que estaba, de haber dado el paso de contactar con este hombre y de ver que me da lo que busco: preparación

Y hasta aquí, la entrada de hoy. 

¡HASTA LA PRÓXIMA, OPOCOMPIS!

No hay comentarios:

Publicar un comentario